2.9.10


Artículo de opinión en "El País" (01/09/2010)

Que viene el lobo rojo
ROMÁN OROZCO

Este año oíremos hablar, y mucho, de otoño caliente. La crisis económica, la huelga general y la proximidad de las elecciones municipales (y autonómicas fuera de Andalucía) aportarán suficiente combustible para elevar la temperatura hasta límites insoportables.Los tres grandes partidos andaluces han mostrado sus cartas. Veamos primero las propuestas de los populares.

El PP aprovechó la presentación de candidatos a las municipales en la Axarquía malagueña para remachar un doble mensaje: quieren elecciones anticipadas y que gobierne la lista más votada.

Torrox fue la localidad elegida para que Mariano Rajoy y Javier Arenas inauguraran el curso político en Andalucía. Una elección sorprendente. Porque en Torrox no gobierna la lista más votada, el PSOE, sino una extrañísima coalición integrada por IU, andalucistas, independientes y ¡un concejal del PP!
Los socialistas de Torrox sacaron seis concejales y casi cuatro veces más votos que los populares, pero están en la oposición. Curiosa forma de demostrar con los hechos lo que se grita en un mitin.

Confiados porque la crisis económica ha colocado a los socialistas en clara desventaja, los dirigentes del PP exigen que las elecciones autonómicas (y también las generales) se celebren ya, no vaya a ser que la lenta recuperación económica comience a dar frutos y se recomponga el maltrecho PSOE. Mientras, descalifican con trazo grueso los planes de impulso económico de la Junta, como el presentado el martes por el presidente José Griñán, que es para Arenas "un timo".

En segundo lugar, insistirán en esa falacia legal de que gobierne la lista más votada. Como un mal jugador, pretenden cambiar el reglamento en mitad del partido. Es decir, la ley electoral.

Arenas sabe que, aunque en estos momentos las encuestas le sitúan por encima del PSOE (aunque está peor valorado que Griñán), tiene muy difícil, por no decir imposible, la mayoría absoluta que le permita gobernar en Andalucía.
La sociedad andaluza, como muestran esos sondeos, se declara mayoritariamente de izquierda o centro-izquierda. Y aunque los populares aglutinan en sus filas todo el voto conservador, desde la extrema derecha al centro, temen que las legítimas y constitucionales coaliciones entre otros partidos parlamentarios les impidan alcanzar la presidencia de la Junta.

Por ello, Arenas ya va lanzando el mensaje, que escucharemos hasta hartarnos, de lo malo que sería un gobierno de coalición PSOE-IU. Al grito de ¡que viene el lobo rojo!, piensan movilizar, aún más, el voto conservador. Metiendo miedo, como hicieron cuando en Sevilla se formó una coalición de izquierdas.

Pero a los populares se les ve mucho el plumero. Torrox no es un ejemplo aislado. En Jerez fue alcaldesa María José García Pelayo, a pesar de que el PP quedó el tercero en las municipales de 2003. Y mientras aquí piden que gobierne la lista mas votada, se oponen frontalmente a que se aplique en el País Vasco a través de un posible acuerdo entre Zapatero y el PNV.

Por lo demás, habrá que resaltar las dotes de adivino de Arenas, que ha vaticinado que ni Zapatero ni Griñán serán candidatos para renovar las presidencias que ocupan en la actualidad.

Y nos dará la tabarra con lo mucho que ha gastado la Junta en remodelar (salvar de la ruina, en realidad) el Palacio de San Telmo, sede de la presidencia. Como si los presidentes autonómicos del PP no trabajaran en edificios históricos. El gallego Núñez Feijóo, en el Palacio de Rajoy (curioso nombre), un monumental edificio neoclásico ubicado en la Plaza del Obradoiro. Camps, en el palacio tardogótico de la Generalitat.

Pero es que el PP, y en particular Arenas, son especialistas en hacer lo contrario de lo que predican.

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